
Llego la noche, vivía el día
como podía, a su manera, dejaba pasar las horas haciendo sus cosas, sus cosas
eran distintas a las de todo el mundo o quizá eran las mismas, pero las
ejecutaba dentro de un ordenado desorden.
Era distinta, quizá ilógica, pero
en realidad… ¿qué es la lógica? ¿cómo se aplica? ¿quién decide lo que es o deja
de ser lógico?
Bien anochecido, en ese su
refugio siempre tenía cosas pendientes, cosas de… no son horas para nadie, pero
ella no media eso.
Nadie es quien, para marcar
las horas de nadie, ni ella se las marcaba, eso supondría un trabajo inútil.
Tuvo se podría decir una
infancia fácil con la moneda de cara, en su adolescencia la moneda giro se puso
de cruz y en su vida adulta la moneda se mantuvo de canto.
Pasaba los cincuenta bien
llevados, era fácil de mirar fácil de tratar, aunque quizá no tan fácil de
entender. sinceramente Karla era muy práctica, siempre se enfocaba en realizar
acciones concretas, tendentes a lograr objetivos
Para Karla lo de menos era el
proceso, si funcionaba perfecto, sino, buscaba otras alternativas, solo
contaban resultados, no especulaciones. Era realista, decidida, no la gustaban
rodeos ni medias tintas, asumía riesgos y estaba dispuesta a cometer errores, directa,
clara, intensa, profunda, … ¿ilógica?
La noche invita al reposo, la
introspección, el descanso, interiorizar con uno mismo, asique quizá
inconscientemente en su desorganizada organización intentaba tener pendientes esas
ilógicas cosas, que según el resto de los mortales se hacen a horas claras, para
ocupar en horas oscuras.
Deseaba tener una persona a su
lado haciendo un tándem de fuertes pilares, donde cualquier terremoto provocara
unión, donde hubiera una complicidad absoluta donde la defensa mutua fuese a
muerte. Con una realimentación limpia sincera con una confianza brutal, deseaba
con quien andar el camino de la mano, demostrándose mutuamente los
sentimientos. Anhelaba encontrar un alma que riera, pero sobre todo llorara con
ella.
Pero claro…. Karla sabía que esto
era como ella, ilógico.
Aun así, era tan optimista, se
daba la oportunidad, elucubraba, y se movía entre esferas no lógicas, navegando
entre humos.
Quizá el destino, los astros, pongan
alguien con quien compartir esas lágrimas abrazados, esas risas esas todo.
Por eso Karla seguirá siendo ilógica,
dejando esas cosas ilogicas para ocupar su oscuridad, así no pensar en el canto de la
moneda.