Esta noche, la anterior, la de mas atras y todas y cada una de esas mis noches,
noches de apatía melancolía y añoranza, no así de tristeza, sentimiento que franquee hace mucho tiempo, tanto que ya no recuerdo cuanto.
Mi conciencia y contínua reflexión no me concedían tregua, tampoco merecía tal beneficio en honor a la no moralidad que yo mismo no sin razón me atribuyo.
La noche casi primaveral de aquel bisiesto, mi vida tomó un giro de más de 360 grados, me inculpo continuamente, desfalleciendo hasta la extenuación.
Odio los días de sol, los de lluvia la luz, las risas, odio la alegría, a los alegres y a los tristes, realmente, todo mi ente es un solo calificativo "odio", soy hostil y rezumo animadversión con exagerada repudia a todo y a todos.
Siento mi vida sembrada de malignidad, culpo y culpó pero no me redimo, la redención no entra en mis planes. Aun sintiéndome como me sentía era sentimiento fugaz, la culpa la responsabilidad siempre terminaba proyectándola en otros, por culpa de otros. A causa de las circunstancias me doy asco, pero todo esto, todos estos sentimientos no me causan ánimos de cambio.
La melancolía y la añoranza la considero parte placentera de la tristeza que carecía, y placer me reportaba recordar aquellos otros tiempos.
Ahora estoy solo en este cuarto alquilado por menos de 100 euros, interior sin luz, cuento con un camastro incómodo con somier antiguo de muelles y un colchón de espuma viejo y maloliente en el que siento que mis propias palpitaciones acrecientan el insufrible tufo, cuatro harapos colgados en un semi mueble de madera vieja y casi podrida, el hedor del conjunto es insoportable.
Por todo capital tengo una maleta antigua que encontré en su dia en un estercolero y dentro mi gran fortuna una foto de mi hija y otra mi mujer.
Nunca abro la maleta, solo la miró como si de un fantasma se tratara, no quiero ver esas fotos me resulta sobrecogedor y espeluznante, esos retratos cuyas miradas cobran vida a través del papel, mirándome fijamente, interrogativamente, pidiendo explicaciones y condenando, mi actuación o quizá no actuación.
Por eso ahora hago honor a la cobardía, eterna compañera que a regido y dirigido imperativamente los actos ejecutados por mi persona, ruines y desencadenantes de la pérdida de toda esperanza de ver luz en mi camino,
Así como apague cobardemente, sin piedad , la posibilidad de ver luz y esperanza en la vida de mi fortuna contenida en esa mi maleta, egoístamente quizá encuentre la redención en este quizá
también cobarde acto.
firmado:
NADIE
El inspector de policía leía la carta en alto
- ¿ sabemos quién es? preguntó el agente
- si, sabemos quien es,asesinaron a su familia por una deuda de juego
- En cuanto lo indique el juez cortamos la cuerda.