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viernes, 3 de junio de 2016
REGALEMOS MARGARITAS
REGALEMOS MARGARITAS
No regales espinas, regala inocencia.
No regales orgullo, regala humildad.
La Rosa, flor entre las flores, tantos colores.
La Rosa, icono entre sus congéneres,
quizá, pienso yo, flor orgullosa
se siente poderosa,
con sus espinas y su presencia.
Todos la aman, admiran idolatran,
con las que se pide, perdón
con las que se declara amor.
Rosas de todos los colores,
como las rojas,
rosa de pasión
como el caballero, -¿recordáis?-,
el de la leyenda,
ese que venció al dragón, y de su sangre
brotaron rosas,
una corto el caballero y a la princesa entrego.
No regaléis rosas,
sin duda mejor margaritas,
más sencillas más humildes,
sin espinas,
más bonitas y amorosas,
menos altivas, más entrañables, más mimosas.
Pero,¿ por qué juzgar la rosa por sus espinas?
sus motivos tendrá,
seguro que sí,
quizá sea por defenderse
nada más,
respetable esta opción.
y, me pregunto,
¿defenderse?
¿ este mundo es tan traidor?
o cree que todos son de su condición?
mal asunto, mala razón,
A pesar de esto, seguro,
no regaléis rosas
siempre margaritas,
puede que sus espinas,
no sean vanidad,
tan solo sea su defensa,
es lícito, claro que sí,
Pero es triste, me da en pensar
quizá, si la rosa fuera mas humilde
ya sabes,
ese valor, opuesto a la soberbia,
no tendría necesidad de sus espinas.
Hagamos un mundo
saturado
saturado de margaritas.
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