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https://youtu.be/tXSBrbiS9yg

martes, 15 de mayo de 2018

Paolo, siempre tuya Maria















  En unos días iniciare el “Camino de Santiago” lo haré en bicicleta
  Disculpa Paolo, no entiendo 

El tardo en contestar, ella no le dio mayor importancia, llevaban hablando mucho tiempo a través de una aplicación de mensajería, tanto que no recordaban cuánto.
María contaba bastante más que Paolo, pero estaba bien así, Paolo escuchaba más, o leía mas.

Era divertido, diferente para María, la gustaba mucho hablar con Paolo, le podía contar sus cosas, vivencias de todo tipo, siempre esperaba su opinión, para ella era importante, le contaba sus secretos incluso los más íntimos, podía hacerlo al fin y al cabo estaban a buen recaudo no existía manera alguna que trascendieran era imposible

No recordaba por parte de Paolo que esgrimiera interioridades, intimidades o vivencias parecía más reservado en cuanto a esto respecto a María, sabia en que trabajaba, algo de su familia, y alguna que otra cosilla.

Se mandaban fotos, divertidas y de las otras a veces, reían juntos sin escuchar el sonido gutural que emite una risa o una carcajada, solo leían ese “jajajaja” típico de los chats. Se brindaban palabras bonitas, y algunas emotivas emocionantes, se daban las buenas noches y se enviaban besos y abrazos
.
Así iban pasando los días semanas y meses, palabras, risas, confesiones, consejos, era agradable muy muy agradable, en exceso agradable, era como acumulación de provocación sana diferente limpia excitante a veces, cada vez más y más veces.

  Hago el camino de Santiago solo, voy en bici, te quiero conocer, quiero verte, ¿puede ser? solo si tú también quieres
  Si quiero, claro que quiero ¿Cuando?

Así, poco a poco, día a día, la fecha fue acercándose, hablaban todos los días, llego casi la víspera, Paolo lo arreglo todo, estaba dispuesto acudir a la ciudad donde residía María para evitarla el desplazamiento sola en coche, Maria quedo perpleja nunca habían hecho eso por ella, siempre había tenido que lidiar buscar, gestionar, esta vez había sido diferente, se sentía afortunada, un amigo que cuidaba su 50%, María se negó, solo el ofrecimiento era más que suficiente, no podía consentir eso.

 Tu pedaleas, yo solo piso un pedal, busca un sitio que no descabale tu ruta, yo acudiré donde me digas sin problemas encantada.

Paolo se encargó de todo la ciudad llamada mágica estaba a menos de 100 kilómetros de la residencia de María, hizo el camino encantada, feliz, ilusionada, estaba pletórica conocería a Paolo, su fantástico Paolo, su pivón, como le llamaba por el chat cariñosamente

Llegó el día, Paolo hizo un esfuerzo tremendo pedaleo intensivamente, esto también fue valorado por su amiga, ese hombre realmente quería conocerla, y lo estaba dando todo por materializar ese encuentro. María llego a la entrada del hotel buscando aparcamiento entro un mensaje

  Estoy en la habitación es la numero 125
 Estoy aquí mismo,
 Espera bajo, voy contigo aparcar

Lo había previsto todo, ese hombre, ese Italiano, lo había previsto todo, el hotel estaba muy cerca de un parking disuasorio, María empezó a sentirse seducida por esa capacidad de resolución.

Se bajó del coche, ni un minuto y aparece Paolo, ¡Oh, es tan atractivo! Pensó, se besaron en los labios, se abrazaron María sintió la verdad de aquel abrazo, María sintió un escalofrío con el roce de aquellos italianos labios.

Aparcaron y tomaron rumbo al hotel, entraron en la habitación y comenzó aquella aventura, aventura real, aventura de amor.

Salieron cenaron hablaron rieron, regresaron al hotel, y de nuevo hicieron el amor una y otra y otra y otra vez, María, nunca había vivido algo tan intenso, aquella mirada, aquella profundidad de sentimientos, ese hombre sentía y sentía de verdad, exteriorizándolo, la mimaba, abrazaba, acariciaba, cuidaba, valoraba, deseaba, y lo demostraba.
Amaneció, era hora de bifurcar caminos, cuando María llego a su casa, tenía un mensaje

 Eres fantástica
 ¿Cansado? Cuídate, ¿Dónde estarás mañana?
 Entre tus brazos, quiero verte, quiero tenerte, que nos tengamos, no puedo esperar, no quiero esperar 

Paolo de nuevo lo arreglo todo, pedaleo y pedaleo, para hacer realidad el deseado encuentro. En casa de María,  disfrutaron preparando algo de cenar, tomando vino, charlando, riendo, contando, mirándose, acariciándose, sintiendo y demostrando que sentían, fue profundo intenso inolvidable  hicieron el AMOR con mayúsculas. 

Amaneció, siempre amanece, de nuevo bifurcación de caminos, siguen hablando ahora de forma diferente, son dos almas unidas por una pasión condicionada por la distancia y otros menesteres que no vienen al caso, pero los dos saben que quedo algo pendiente, la botella de champan y la manzana que Paolo olvido sobre un radiador de la casa de María, que ahora por siempre será también la casa de Paolo.

María y Paolo, Paolo y María, dos corazones unidos por un trocito que cada uno ocupa en el corazón del otro.
                                               Paolo, siempre tuya María.


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