EL CAMINO

EL CAMINO

        Acabó la jornada más tarde de lo habitual,  cuando salio, el sol hacia horas que se había 
retirado a un merecido descanso.

        Cansada, se acomoda en el  asiento del bus, medio adormilada, con la cabeza reposando sobre el cristal de la ventanilla, escucha - próxima parada,  sant jermo - da un respingo, toca el timbre para avisar al conductor se abren las puertas, la embriaga un escalofrió, parece que la luna se  haya ido descansar con el sol, arropada por un manto de nubes, la desolación de las calles suma un silencio sordo que pone a Mery en alerta.

        Los cinco escasos minutos que separan su hogar de la parada, se la hacen eternos, por fin vislumbra su puerta,  saca la llave del bolsillo del abrigo la introduce en la cerradura, de pronto  agudiza el sentido del oído, - son gritos, se dice,  gritos, parece un niño, o una niña, pero Mery esta muy nerviosa obvia la llamada de socorro. Abre la puerta de la habitación de Isabel, y comprueba que duerme plácidamente.

        Esa noche, no concilia el sueño, ¡esos gritos!, empieza a no perdonarse, - debí acudir, 

        Amanece, Mery agotada retira las cortinas, mira por la ventana, hay un despliegue policial
sale en bata y pregunta. Viki, la amiga de su hija de catorce años desapareció anoche mientras paseaba al perro.

        Esa noche, y esos gritos marcarían  la existencia Y el camino de Mery para siempre.